Amplios beneficios ambientales y económicos resultan de reciclar el aceite vegetal usado
En Argentina se generan 124 millones de litros de residuo de aceites vegetales domiciliarios, de los que se reciclan menos de la mitad. Es interesante que su uso es óptimo para generar biocombustibles que son muy demandados para su exportación.
El dato es contundente. Un trabajo conjunto entre Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y la empresa DH-SH estimó que se generan casi 200 millones de litros de residuo de aceite vegetal por año. El impacto de este aceite resultante es importante porque la mayor parte se tira por las cañerías. Una buena gestión reduciría sus impactos negativos y al mismo tiempo se lo reconvertiría en un insumo para biocombustibles.
En un artículo de divulgación de FAUBA, su autor Sebastián M. Tamashiro propone una acción de la vida cotidiana. Terminamos de comer las milanesas o las papas fritas y el aceite usado sigue en la cocina. ¿Qué hacemos con él? Aunque contamina aguas y suelos, una parte sustancial se descarta. Es por eso que el trabajo de FAUBA t DH-SH analizó cuánto aceite de cocina usado generamos y reciclamos, y cómo mejorar su gestión y aprovecharlo para producir biocombustibles.
En el trabajo se llega a estimar que la población argentina genera 124 millones de litros al año de este residuo en sus casas y que menos de la mitad se recicla, mientras que los locales gastronómicos producen 62 millones de litros anuales y que el 80% lo recicla. Algo destacable es que existe un interés creciente por manejar este residuo de manera adecuada para disminuir sus impactos ambientales negativos y por su potencial para producir biocombustibles.
Es un residuo contaminante para aguas y suelos
“El aceite vegetal usado es un residuo de generación universal, lo que significa que se genera en la mayoría de las casas del país y también a nivel gastronómico e industrial. Como es un líquido, tendemos a tirarlo por la pileta de la cocina, pero es un residuo muy contaminante para aguas y suelos. Además, tirarlo por las cañerías perjudica la infraestructura del desagüe y el tratamiento de efluentes”, señaló Camila Rastelli a partir del trabajo con el que egresó de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA.
Para tener información de cuánto aceite vegetal de cocina usado se genera a nivel domiciliario en la Argentina, se diseñó y envió una encuesta a todo el país. Se obtuvieron casi 4.500 respuestas, y se concluyó que cada persona genera cerca de 2 litros y medio de aceite vegetal usado por año. Si se extrapola a los 47 millones de habitantes, la generación del residuo podría alcanzar los 124 millones de litros cada año.
Los datos fueron útiles porque ayudaron a entender en cuántos hogares se separa el aceite para reciclarlo. Rastelli indicó al respecto que encontraron que el 56% de las personas nunca lo separa, el 22% lo hace a veces y el 24% lo hace siempre. Entre quienes tienen el hábito de separarlo, menos de un tercio lo logra reciclar. Un 38% lo almacena en su casa porque no existe un sistema de reciclaje local, y otro 34%, después de separarlo, lo deposita al lado de un contenedor. Entre quienes no lo separan, el 34% afirmó que no sabe a dónde llevarlo, el 21% que no tiene un sistema de reciclaje en su localidad y el 15% que no sabía que era posible.
Insumo para el mercado de biojet
Es interesante responder a la pregunta de qué hacer con el aceite utilizado. Después de hacer la fritura debemos dejar que el aceite se enfríe y luego ponerlo en cualquier recipiente plástico con tapa. Puede ser una botella de agua, de gaseosa o de aceite vacía. Una vez que se llena, se puede acercar al sistema de reciclaje de la localidad, si es que existe. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, los puntos verdes reciben el aceite vegetal usado. En el resto del país hay otros puntos, como los de DH-SH, que también trabaja a escalas mayores.
Diego Wassner, docente de Cultivos Industriales de la FAUBA, remarcó que el aceite vegetal usado tiene muchísimo potencial para producir biocombustibles y traer divisas a la Argentina. “Hoy, en el país existen empresas con tecnologías para aprovechar este residuo; generan alrededor de 100 millones de dólares en exportación. Todavía hay mucho margen para crecer, ya que diferentes países lo demandan para biocombustibles con una huella de carbono más baja que los elaborados con aceites vírgenes. Además, nos ahorramos el impacto de producir el aceite virgen en hectáreas de campo cultivadas y la inversión de energía para extraerlo”.
“El mercado del biocombustible para aviones, al que se lo llama biojet, podría demandar un volumen gigantesco de aceite vegetal usado. El desafío es cómo hacemos para que lo poquito que uno genera en cada casa y lo que sale de los grandes generadores tenga un tratamiento correcto”, sostuvo Wassner. Algo que faltaría es el éstimulo ya que cuesta lo mismo producir el biocombustible con el aceite virgen que con el reciclado. Entonces, el flujo del residuo se dirige hacia afuera, donde hay un precio diferencial. Esto se explica en cómo lo regula el Estado, que establece el porcentaje de biodiesel que debe tener el gasoil. Hoy es 12%, mientras que en otros países oscila entre 20 y 30%.