Battery Park Beach: cuando Nueva York tuvo playa y se jugaba al voleibol bajo las Torres Gemelas
En la memoria de los neoyorkinos vive la nostalgia de los días donde tuvieron la oportunidad de disfrutar de arena: sol y voleibol bajo la sombra de los rascacielos de Manhattan.

La imagen de Nueva York es asociada con una gran urbe repleta de rascacielos, una vida ajetreada y cosmopolita. Sin embargo, hace varias décadas atrás, no tantas como podríamos pensar, la ciudad contaba con una playa que se convirtió en un refugio popular para los habitantes de la Gran Manzana.
Este lugar de “escape” del bullicio de la ciudad era Battery Park Beach, y no solo ofrecía una salida de la vida cotidiana neoyorkina, sino que también se convirtió en el escenario de momentos deportivos y de ocio bajo la imponente sombra de las Torres Gemelas.
Esta foto es real. La hizo Marilynn K. Yee para el @nytimes el 17 de julio de 1983.
— Pedro Torrijos (@Pedro_Torrijos) September 13, 2021
A finales de los 70 y principios de los 80 hubo una playa en Battery Park, y los neoyorquinos iban allí a tomar el sol. pic.twitter.com/yCfD8iiZrH
Es importante resaltar que técnicamente la arena no estaba destinada al uso público, sino que más bien era un terreno que había quedado en pausa para iniciar trabajos de construcción y miles de personas aprovecharon para tomar el sol como si se tratara de Cancún en pleno Manhattan.
La creación de Battery Park Beach
En los años 60, el gobernador Nelson A. Rockefeller anunció planes para remodelar el extremo sur de Manhattan. La propuesta original fracasó, las comisiones de diseño y planificación de la ciudad se opusieron ya que consideraron que los complejos de apartamentos alterarían el paisaje urbano del Bajo Manhattan.

De manera fortuita, debido a los retrasos en la construcción, los amplios terrenos donde se había acumulado arena y otros materiales para las obras se convirtieron en un espacio para tomar el sol y practicar deporte frente a los rascacielos de Nueva York.
Voleibol en la playa y la cultura deportiva
Una de las actividades más populares en Battery Park Beach fue, sin duda, el voleibol de playa. Durante los años 90, este deporte experimentó un auge considerable en todo Estados Unidos, y Nueva York no fue la excepción.
Los equipos improvisados y las competiciones amistosas eran una parte esencial de la cultura de Battery Park Beach. A menudo, la escena era un espectáculo de entusiasmo y camaradería, donde se podía ver a turistas y neoyorquinos compartiendo el amor por el voleibol.
Un lugar de encuentro y relajación
Más allá del voleibol, Battery Park Beach era un lugar de encuentro para aquellos que buscaban relajarse o disfrutar de la vista al puerto de Nueva York. Desde allí, los visitantes podían contemplar la Estatua de la Libertad, Ellis Island y el horizonte de Manhattan.
Before the high-rises of the Battery Park City expansion, the area behind the Twin Towers was a landfill.
— Massimo (@Rainmaker1973) December 31, 2023
The buildings could be seen entirely from the Hudson river and there was actually a Battery Bark beach.
[ Fred R Conrad, 1977] pic.twitter.com/U6n0ZRW71f
La playa también se convirtió en un punto de encuentro para diversas actividades, como picnics, caminatas y momentos de tranquilidad lejos de la rutina diaria. Era un lugar donde los neoyorquinos podían disfrutar de un ambiente más relajado sin tener que abandonar la ciudad.
La desaparición de Battery Park Beach
El 11 de septiembre de 2001 las Torres Gemelas, que habían sido un símbolo de la ciudad, fueron destruidas en los ataques terroristas. El impacto de esa tragedia no solo afectó el paisaje de Nueva York, sino también la vida de sus habitantes.

Tras los atentados, la playa de Battery Park fue clausurada, y aunque algunos esfuerzos para restaurar el área fueron realizados a lo largo de los años, la playa nunca volvió a tener la misma relevancia en la vida urbana.
El espacio fue transformado en un área de construcción para el nuevo World Trade Center y para otros proyectos. El parque sigue siendo un lugar popular pero la playa desapareció, y con ella, el recuerdo de los días en los que se podía disfrutar del sol, la arena y el voleibol.