Buriticupu, la ciudad de la Amazonia brasileña que está siendo tragada por la tierra
La unión de diversos factores ha llevado a esta localidad a estar amenazada por el raro fenómeno geológico de las voçorocas. Si no se hace lo necesario para evitarlo, desaparecerá del planeta en pocas décadas.
Buriticupu, una ciudad de 73.000 habitantes situada en el Estado de Maranhão, en la Amazonia de Brasil, corre el riesgo de colapsar en un plazo de 30 o 40 años si no se detiene las causas que están provocando la erosión de la tierra.
Los elevados índices de deforestación que afectan a esta localidad por la intensa explotación maderera desarrollada en las últimas décadas, ha limitado la capacidad del suelo para absorber la humedad, empeorando gravemente un proceso erosivo que ya ha ocasionado que viviendas y viales hayan desaparecido por el crecimiento de las llamadas voçorocas.
¿Qué son las voçorocas?
Las voçorocas (“tierra rasgada” en la lengua indígena tupí-guaraní), son un fenómeno geológico relacionado con una deficiente planificación urbana y una agresiva deforestación. Están provocadas por las lluvias y las inclemencias del tiempo en suelos desprotegidos por la escasa vegetación, que son arrastrados por las inundaciones creando surcos y, en los casos más extremos, barrancos.
La formación de estos barrancos se puede prevenir mediante la plantación de arbolado para evitar que el flujo de agua arrastre la tierra y los sedimentos, que quedan retenidos por sus raíces. También mediante la excavación de cajas de retención o drenaje para detener el curso del agua.
La mano del hombre, detrás de esta amenaza
Buriticupu comenzó su expansión en la década de 1970 para facilitar el asentamiento de trabajadores rurales. Es un municipio pobre donde las calles se han convertido en canales por los que discurre el agua de lluvia abriendo y ampliando los enormes socavones que, poco a poco, están tragándose la ciudad.
Como en otras zonas de Brasil, la deforestación y las alteraciones del paisaje en la Amazonia han contribuido a generar importantes problemas de erosión. En el caso de Buriticupu, confluyen una serie de circunstancias a modo de bomba de relojería: una frágil geología caracterizada por suelos pobres en nutrientes, formados sobre rocas sedimentarias menos resistentes y proclives a la erosión; un volumen de precipitaciones que supera los 2.000 litros por metro cuadrado cada año; y una pésima planificación urbanística, con construcciones de mala calidad y sin canalizaciones apropiadas para las aguas pluviales.
Las lluvias torrenciales acaecidas en marzo de 2023 han hecho que 23 cárcavas de hasta 70 metros de profundidad y 600 de diámetro amenacen hoy con engullir 220 viviendas, y que 880 habitantes de la localidad se quedan sin hogar.
Por estos hechos, el Ministerio Público del Estado de Maranhão ha demandado a la alcaldía del municipio. El motivo es el incumplimiento de un acuerdo judicial suscrito en abril de 2022, que obligaba a la adopción de una serie de para evitar el avance de las medidas de las voçorocas y garantizar la seguridad de quienes residen en las áreas de mayor riesgo.
Sobre la zona se ha declarado el estado de catástrofe pública por el Ministerio de Integración y Desarrollo Regional de Brasil.
Frenar la deforestación, clave para evitar la erosión
La selva amazónica es una región vital para el equilibrio ambiental global y la regulación climática, pero la expansión de la agricultura, la tala de árboles y otras actividades humanas han llevado a la pérdida de la cubierta forestal.
La cobertura forestal en la Amazonia juega un papel crucial en la prevención de la erosión del suelo. Los árboles y las plantas actúan como anclajes para el suelo, absorbiendo el agua y evitando que se lleve la capa superior del suelo durante las lluvias intensas. Cuando se talan árboles o se quema la vegetación, se elimina esta protección natural, lo que aumenta el riesgo de erosión.
Además, la pérdida de la cobertura forestal afecta negativamente el ciclo del agua en la región. Los árboles en la Amazonia juegan un papel importante en la transpiración, es decir, en la liberación de vapor de agua a la atmósfera. Este proceso contribuye a la formación de nubes y la lluvia. La pérdida de árboles puede alterar este ciclo, afectando a los patrones de lluvia y exacerbando la erosión.
La erosión del suelo en la Amazonia también puede llevar a la sedimentación de los ríos, afectando la calidad del agua y la vida acuática. Además, la degradación del suelo puede hacer que las tierras sean menos productivas para la agricultura a largo plazo.
Los esfuerzos de conservación y manejo sostenible son esenciales para abordar estos problemas y preservar la salud ambiental de la Amazonia. La implementación de prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente, la protección de áreas forestales y el desarrollo de un urbanismo responsable son medidas clave para mitigar la erosión y promover la sostenibilidad en la región.