Así es la capital fantasma más grande del mundo: inaugurada en 2005 pero nadie quiere vivir allí
En Myanmar se encuentra la "capital fantasma" más grande del mundo, un ciudad donde sus enormes avenidas e imponentes edificios están prácticamente vacíos, y donde no se ve gente por las calles.
En el mismo centro del país asiático de Myanmar se halla una ciudad que parece sacada de una novela o una película de ciencia ficción. Sorprenden sus autopistas de 20 carriles totalmente vacías, los hoteles de lujo sin huéspedes, las estaciones de tren desiertas o los magníficos monumentos sin visitantes. Este lugar tiene todo lo necesario para ser un hogar ideal. Todo, excepto residentes.
Bienvenidos a Naypyidaw, la capital de Myanmar. Con una extensión de 4.600 kilómetros cuadrados, y 78 veces más grande que la ciudad de Manhattan, esta ciudad fue construida en secreto por el gobierno birmano entre 2000 y 2005. Sus objetivos eran puramente estratégicos y administrativos. Sin embargo, hoy en día, se ha convertido en una auténtica ciudad fantasma.
¿Cuál fue el motivo de la construcción de Naypyidaw?
La junta militar que gobernaba Myanmar decidió construir Naypyidaw para consolidar su poder y autoridad. Su ubicación en la parte central del país fue escogida por su distancia de la costa, reduciendo así la vulnerabilidad ante posibles invasiones extranjeras o grandes desastres naturales. Además, se buscaba prevenir posibles revueltas sociales, como la Revolución Azafrán, que tuvo lugar en el año 2007.
El costo del proyecto osciló entre 4.000 y 5.000 millones de dólares, sin duda una suma considerable para un país cuyos recursos son bastante limitados. La ciudad dispone de enormes edificios gubernamentales, excelentes instalaciones deportivas y diversas reproducciones de destacados monumentos, como es el caso de la Pagoda Shwedagon.
¿Por qué Naypyidaw sigue vacía?
Uno de los principales motivos de la escasa población en Naypyidaw es su remota ubicación y su peculiar diseño, enfocado exclusivamente a los funcionarios gubernamentales. Situada a 400 kilómetros de la ciudad de Rangún, y a tres kilómetros de Pyinmana, la mayoría de las familias prefieren permanecer en Rangún. Y es que allí encuentra muchos más servicios y comercios, además de contar con más oportunidades laborales.
El alto costo de vida en Naypyidaw y la falta de un transporte público eficiente desincentivan a los posibles habitantes de establecerse en la ciudad. Además, esta urbe birmana no cuenta con un núcleo urbano definido, ni con espacios públicos que fomenten la interacción comunitaria.
Las zonas residenciales están rigurosamente separadas, y las áreas destinadas a hoteles, embajadas y ministerios están ubicadas a considerable distancia entre sí. Este emplazamiento incrementa la percepción de desconexión y de aislamiento.
Rarezas que hacen difícil vivir en Naypyidaw
- Prohibición de motocicletas y bicicletas: al contrario de lo que sucede en las ciudades del sudeste asiático, en Naypyidaw está estrictamente prohibido el uso de motocicletas y bicicletas en muchas de sus principales carreteras y áreas céntricas.
- Amplias y vacías calles: a pesar del diseño con amplias avenidas y numerosos carriles, el tráfico es prácticamente nulo. La planificación urbana de Naypyidaw resulta de lo más peculiar debido a estas enormes y vacías carreteras.
- Situación estratégica: en Naypyidaw, los ministerios, edificios gubernamentales y los hoteles de lujo están meticulosamente ubicados en áreas designadas. De hecho, se encuentran completamente separados de las zonas residenciales y comerciales, lo que refuerza la sensación de aislamiento.
- Actividades recreativas obligatorias: los trabajadores del Gobierno en Naypyidaw son a menudo incentivados, o incluso obligados, a participar en actividades recreativas y deportivas en horarios específicos. Con ello se pretende “mejorar su salud y moral”.
- Acceso restringido a Internet y telecomunicaciones: la infraestructura de telecomunicaciones en Naypyidaw está altamente controlada por el Gobierno, que limita y regula el acceso a Internet y a otros servicios de comunicación. Esto afecta a la conectividad de la población.