De qué trata el proyecto de 'Saguaro' que amenaza a las ballenas en el Golfo de California en México
En el corazón del mar que canta, un megaproyecto amenaza con silenciar sus ecos. Saguaro Energía promete desarrollo, pero pone en riesgo la vida que habita el Golfo de California y a quienes han hecho del agua su hogar y sustento.

Azul. El "Pacífico", que generalmente no lo es tanto, se extiende más allá de la vista. El olor salado te llena, la brisa remueve los sentidos y el calor acaricia el rostro. Más allá, probablemente escape al oído humano el canto de las ballenas. Y entonces, un rugido metálico rompe el natural encanto. Ecos del Golfo de California, un santuario natural ahora en riesgo.
Un mega proyecto, “Saguaro Energía”, impulsado por la empresa Mexico Pacific Limited, busca construir una planta de licuefacción de gas natural en Puerto Libertad, Sonora. Con él, un paraíso marino cuya armonía podría estar a punto de romperse.
Saguaro carga el sabor agridulce de la civilización, el olor metálico del desarrollo y un tacto frío y amenazante. Ambientalistas, comunidades locales e investigadores han alzado la voz. Saguaro representa una amenaza para el equilibrio ecológico del reconocido "Acuario del Mundo". Promete inversiones millonarias y empleos, pero... ¿a qué costo?
No es la primera vez, y lamentablemente tampoco será la última, que el desarrollo industrial y la naturaleza chocan. Pero esta vez, la escala y ubicación del proyecto la convierten en una de las más alarmantes.

Presentando a... 'Saguaro Energía'
Tras el nombre emblemáticamente desértico, Saguaro Energía presenta un megaproyecto que busca transformar el paisaje energético del norte de México… y, de paso, el paisaje marino del Golfo de California. La propuesta contempla la construcción de una planta de exportación de gas natural licuado (GNL) en Puerto Libertad, Sonora.
¿El plan? Transportar gas desde Texas —extraído mediante fracking— hasta la costa mexicana, a través de un gasoducto de aproximadamente 800 kilómetros. El gas sería enfriado y convertido en líquido en Puerto Libertad en una terminal de licuefacción cuyo tamaño equivaldrá a 70 veces el Estadio Azteca. Luego será exportado hacia Asia mediante enormes buques metaneros.

Este gasoducto marino cruzaría áreas protegidas o cercanas a ellas, como el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, declaradas reserva de la biosfera. La obra implica un intenso movimiento de embarcaciones, dragado del fondo marino y posibles derrames o filtraciones que alterarían gravemente el hábitat marino.
Y justo ahí nace la polémica. Porque el trazo del gasoducto toca zonas protegidas, áreas con alto valor ecológico y regiones habitadas por pueblos originarios. La empresa ha dicho que cuenta con estudios de impacto ambiental y asegura que el proyecto será “sustentable,” pero especialistas en conservación marina cuestionan la profundidad y alcance de esas evaluaciones.
¿Una amenaza para las ballenas?
El Golfo de California es un corredor migratorio y zona de reproducción de varias especies de ballenas, incluyendo la jorobada, la gris y la azul. Es un santuario donde cada canto tiene una función vital: encontrar pareja, guiar a las crías, navegar las corrientes. Pero los ruidos generados por la construcción y operación del gasoducto pueden interferir con su comunicación, navegación y reproducción.
La contaminación acústica es uno de los impactos menos visibles pero más profundos del proyecto. Y sumado al ruido, está el riesgo de colisión. El proyecto contempla la llegada regular de grandes embarcaciones, lo que aumentaría significativamente el tráfico marítimo en una zona con alta concentración de mamíferos marinos.
Y no olvidemos la posibilidad de derrames, fugas o filtraciones durante la construcción o mantenimiento del gasoducto marino. La alteración del ecosistema podría tener consecuencias a largo plazo, incluso para las comunidades que viven del turismo y la pesca.

¿Qué dicen las comunidades y los científicos?
Varios colectivos indígenas, pescadores y organizaciones ambientalistas han manifestado su rechazo al proyecto. No se trata solo de una planta de gas, sino del derecho a seguir viviendo con y del mar. Denuncian que no fueron consultados de forma adecuada, como lo marca la ley, y temen perder su forma de vida.
Científicos de instituciones como el CICIMAR advierten que no se ha evaluado a fondo el valor ecológico del Golfo de California. El impacto ambiental podría ser acumulativo e irreversible, sobre todo en un ecosistema tan frágil y valioso como este. Además, cuestionan la viabilidad de invertir en infraestructura basada en combustibles fósiles en plena crisis climática.
Ante esto, distintas organizaciones proponen revisar la ubicación del proyecto y evitar que el gasoducto cruce zonas protegidas. También exigen aplicar el principio de precaución y realizar estudios independientes, transparentes y con participación real de las comunidades.
Para muchos, lo urgente no es crecer a cualquier costo, sino decidir qué futuro queremos habitar. La discusión va más allá del Golfo: plantea el dilema entre desarrollo económico inmediato y sostenibilidad a largo plazo. ¿Podemos crecer sin destruir lo que nos da vida?