El hombre que inundó una ciudad para engañar a su esposa y salir de fiesta con amigos
Sí, aunque suene increíble es una historia absolutamente real. Tan real que James Scott lleva 30 años en prisión, cumpliendo una sentencia de por vida.
La Gran Inundación de 1993, por su tamaño e impacto sin precedentes, se ha considerado la inundación más costosa y devastadora en la historia moderna de los Estados Unidos.
Fue el clima extremadamente húmedo de 1992 el que inició esta catástrofe, saturando los suelos con precipitaciones persistentes. En 1993, se registraron tormentas intensas en los mismos lugares con precipitaciones extraordinarias: algunas áreas recibieron más de 1.200 mm entre la primavera y el verano.
En julio de 1993, las lluvias de 120 a 180 mm en 24 horas eran frecuentes, lo que generó una onda de crecida récord en los ríos Mississippi y Missouri, resultando en la rotura o desborde de más de 700 diques agrícolas de construcción privada y el anegamientos de miles de hectáreas, a la vez que se inundaron 75 ciudades en nueve estados, más de 54.000 personas fueron evacuadas y alrededor de 50.000 casas fueron destruidas o dañadas. Las pérdidas se estimaron entre $ 15.000 y $ 20.000 millones de dólares.
Un muchacho complicado
En los días previos al viernes 16 de julio de 1993, James Scott fue uno de los cientos de voluntarios que se sumaron a la Guardia Nacional en las tareas de refuerzo con bolsas de arena, de un dique que protegía a West Quincy, Missouri, del rápido crecimiento del río Mississippi.
Scott, por entonces de 23 años, era un exconvicto que gozaba de su libertad condicional trabajando en un local de hamburguesas. Su carrera delictiva comenzó a los 13 años, cuando provocó el incendio de su escuela primaria. A los 20 años ya había sumado otro incendio intencional a su currículum vitae, además de una serie de delitos menores. Por esas fechorías, ya había conocido varias prisiones y poseía un registro criminal.
Scott fue liberado de prisión quedando bajo el régimen de libertad condicional en 1993. Inmediatamente se casó con Suzie, en un intento por enderezar su camino… aunque era un hombre al que le gustaba salir de juerga.
El desastre
En la mañana del 16 de julio, Suzie se fue a su trabajo como mesera en una parada de camiones en Taylor, unos 10 km al este de West Quincy. Scott fue a colaborar con el refuerzo del dique, que felizmente había podido contener la inundación.
Sin embargo, esa noche el dique falló inesperadamente, lo que resultó en graves inundaciones en West Quincy y la destrucción de todos los puentes que cruzaban el río en 360 km, aislando a los pobladores de ambos lados del río... y dejando a su esposa sin posibilidades de regresar al hogar que compartía con James.
Lo que sucedió después es aún motivo de debate, aunque la justicia dio su veredicto.
Fuentes judiciales indican que el día en que se rompió el dique, Scott tenía pensado participar de una fiesta con bebidas, mujeres y amigos. Su problema era que Suzie volvería a casa mucho antes de que termine la juerga y por ello pergeñó un plan: si podía inundar el único camino que Suzie podría tomar a casa, ella quedaría varada en Taylor, y Scott podría disfrutar de una noche de parranda.
Por la boca muere el pez
Al desatarse la inundación, llegaron los medios en busca de un testigo ocular para entrevistar. Allí encontraron a Scott, quien aceptó ser entrevistado en vivo por televisión y le dijo al periodista que había visto un punto débil en el dique donde el agua entraba por una brecha, así que movió algunos de los sacos de arena para arreglarlo. Luego, satisfecho de haber resuelto el problema, se fue a tomar una copa. Más tarde se enteró que el dique tenía una brecha y había regresado a la escena para ver si podía ayudar.
La historia de Scott levantó sospechas ante las autoridades, más aún con sus antecedentes. Scott fue interrogado, y su historia parecía cambiar respecto de la que había dado en la televisión. Si bien no fue acusado, fue arrestado unos meses después por un cargo de robo y sentenciado a diez años de cárcel.
Primero fuego, luego agua
Las autoridades a ambos lados del río investigaron la rotura del dique. Un testigo, amigo de Scott, les dijo a los investigadores que Scott retiró deliberadamente sacos de arena para inundar la ciudad e intentar dejar varada a su esposa al otro lado del río. Otros vecinos indicaron que escucharon a Scott en una fiesta alardeando de lo que le había hecho al dique.
Durante el juicio, la policía reprodujo grabaciones en las que Scott confesó que había quitado cuatro o cinco bolsas de arena del dique, abriendo una brecha que permitió que el río Mississippi desbordara.
Scott fue declarado culpable y recibió una sentencia de 10 años a cadena perpetua, las que se sumarán a los 10 años de la sentencia previa.
Durante la sentencia de Scott, el juez dijo: “resulta irónico que lo que comenzó con fuego, termine con agua”.
Una estúpida broma
Scott apeló la condena en 1997, basándose en una mala conducta del fiscal. Fue juzgado por segunda vez en 1998, y el caso recibió un interés generalizado a nivel nacional, siendo cubierto por la prensa de todo el país.
En esta ocasión, Scott fue nuevamente declarado culpable, pero esta vez sentenciado a cadena perpetua. Casi treinta años después, todavía está en prisión.
Desde el segundo juicio, Scott ha afirmado que fue presionado por la policía debido a su pasado criminal. Sin embargo, sostiene que realmente estaba tratando de solucionar un problema que vio en el dique y hizo una estúpida broma a sus amigos sobre dejar varada a su esposa.
Algunas voces se alzaron en contra de la condena. Periodistas y especialistas en ingeniería afirman que es imposible que Scott haya causado el desastre. Muchos señalan que fue el chivo expiatorio de una ciudad enojada por el daño, de una ciudad que necesitaba de un responsable para cobrar los seguros.
James Scott aún sigue entre las rejas. No todos creen que es culpable.