El 'reloj del fin del mundo' ya está a 89 segundos del Apocalipsis, ¿qué significa y cuáles son los motivos?
El reloj del fin del mundo está más cerca de la catástrofe que nunca en su historia, según los expertos del Bulletin of the Atomic Scientist. ¿Por qué y cuáles son los motivos?
El “Bulletin of the Atomic Scientist” fue fundado en 1945 por Albert Einstein, J. Robert Oppenheimer y los científicos de la Universidad de Chicago que ayudaron a desarrollar las primeras armas atómicas en el Proyecto Manhattan.
Por otra parte, el Consejo de Ciencia y Seguridad (SASB, por sus siglas en inglés) es un grupo selecto de líderes reconocidos a nivel mundial en el riesgo nuclear, el cambio climático y las tecnologías disruptivas. Proporciona perspectivas externas objetivas sobre tendencias y problemas en estos campos, y conecta a la organización con expertos externos.
¿Qué es el "reloj del fin del mundo"?
El “Bulletin of the Atomic Scientists” creó dos años después el "Reloj del Apocalipsis". Utilizaron la imagen del apocalipsis (medianoche) y el idioma contemporáneo de la explosión nuclear (cuenta regresiva hasta cero) para transmitir las amenazas a la humanidad.
El reloj se ha convertido en un indicador universalmente reconocido de la vulnerabilidad del mundo a la catástrofe global causada por las tecnologías creadas por el hombre.
El reloj del fin del mundo es fijado y puesto en hora cada año por el Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín, en consulta con su Junta de Patrocinadores, que incluye a nueve premios Nobel.
Más cerca que nunca de la medianoche
Al fijar el reloj a tan sólo 89 segundos de la medianoche, un segundo más cerca desde el último movimiento en 2023, el Boletín está señalando que estamos inaceptablemente cerca de una catástrofe. Es una advertencia inequívoca de que cada momento de demora en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global.
Dentro de este marco de alerta, es un claro llamamiento a la necesidad de cooperación internacional para abordar estas cuestiones y a la acción inmediata de los líderes mundiales de grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia para preservar la existencia continua de la humanidad.
¿A qué retos se enfrenta el mundo?
El SASB desea que se tomen medidas audaces para reducir las amenazas que plantean las armas nucleares, el cambio climático y el posible uso indebido de la ciencia biológica y de una variedad de tecnologías emergentes.
Aproximadamente 30 países sin armas nucleares están considerando la posibilidad de desarrollarlas, aumentando exponencialmente la probabilidad de una guerra nuclear.
A los expertos les preocupa que un simple accidente, una decisión impulsiva o un error de cálculo podrían sumir al mundo en el caos y no sólo en zonas de conflicto como Ucrania. La salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y el Acuerdo de París son señales desalentadoras. No es sencillo, pero el mundo necesita desesperadamente liderazgo, innovación y cooperación.
Los riesgos nucleares y las pandemias futuras
Un estudio reciente concluye que, en comparación con las personas mayores, los jóvenes son menos propensos a creer que la disuasión nuclear es una estrategia “muy eficaz”. Y son los más tienden a pensar que las armas nucleares hacen menos seguro los Estados Unidos. Mientras, Estados Unidos, Rusia y China, siguen aumentando sus arsenales de armamento nuclear.
Además, los patógenos emergentes, reemergentes y en evolución siguen amenazando a la sociedad. La gripe aviar, o influenza aviar altamente patógena (IAAP), se está propagando al ganado y a los productos lácteos, y han surgido nuevos casos humanos creando el potencial de una nueva pandemia.
El papel de la desinformación
Estos desafíos se ven amplificados por la difusión de información errónea, la desinformación y las teorías conspirativas que difuminan la línea entre los hechos reales y la ficción. La ciencia está perdiendo la confianza del público, al mismo tiempo que los avances científicos se extienden por todo el mundo.
La inteligencia artificial puede hacer más fácil que las personas difundan información falsa en Internet, y las naciones están propagando desinformación para subvertir las elecciones de sus adversarios.
Esta corrupción del ecosistema de la información daña el discurso público y socava la democracia, recompensa a los demagogos que atacan la ciencia, violan los derechos humanos y obstruyen el camino para abordar conjuntamente estas amenazas.
A pesar de todo, no debemos perder la esperanza de que el mundo pueda unirse y transmitir un futuro mejor a las generaciones venideras. De hecho, los jóvenes ya exigen soluciones de forma inmediata.