Intensa ola de calor azota Rusia y se baten decenas de récords de temperatura históricos
Una ola de calor ha asolado el país más grande del mundo. En los últimos días se han batido varios récords en todo el territorio ruso. Descubra los detalles en este artículo.
Los rusos se han enfrentado en los últimos días a algunas de las condiciones climáticas más cálidas en más de un siglo. En Rusia y en la anexada Crimea se batieron alrededor de 40 récords diarios de temperatura.
Temperaturas sin precedentes azotan a Rusia desde sus regiones centrales hasta el lejano oriente, con termómetros que alcanzaron los 38,7º C en el pueblo de Mamakan, en la región de Irkutsk, en el sureste de Siberia.
En la capital, Moscú, se superó un récord histórico de 134 años, el mercurio de los termómetros subió a 32,7º C y dejó atrás el récord anterior de 1917 de 31,9º C. Este aumento no sólo sorprendió a los moscovitas, sino que también tuvo consecuencias directas en la vida cotidiana en la región.
Ante esto, la población y autoridades locales han adoptado varias estrategias para enfrentar el intenso calor. El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, instó a los residentes de la capital, que tiene una población de más de 20 millones de personas, a tomar precauciones y evitar salir en las horas más calurosas. Se distribuyó agua en el transporte público.
Otras grandes ciudades del país más grande del mundo superaron los 35º C, según el centro meteorológico Fobos. En la región meridional de Krasnodar, los termómetros marcaron 35,9°C y 34,3°C en las ciudades de Primorsko-Akhtarsk y Anapa respectivamente, mientras que la ciudad portuaria de Vladivostok, en el extremo oriental, registró un nuevo récord de 27,4°C.
El calor anormal se extendió al territorio anexado de Crimea, donde el martes (02) se registraron 35,3º C en la ciudad de Simferopol y 35,1º C en la ciudad de Yalta.
Este comienzo de julio en Rusia, que los expertos han llamado "el más caluroso de toda la era del calentamiento global", fue incluso más caluroso que a principios de julio de 2010, un año en el que Rusia experimentó uno de los calores más mortíferos de la historia.
Los cambios en las prácticas humanas, como la quema de combustibles fósiles, desempeñan un papel central en este aumento de las temperaturas globales. Las olas de calor, que alguna vez fueron fenómenos raros, son ahora una amenaza constante para la salud pública y la estabilidad de infraestructuras esenciales como la energía y la atención médica.
Demanda desenfrenada de sistemas de refrigeración por aire
Los efectos del calor extremo no sólo traen malestar, sino también preocupaciones sobre la salud pública, el consumo desenfrenado de energía u otros peligros. En relación a la salud pública, varios estudios han demostrado que el calor extremo se asocia con la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y renales, por ejemplo.
Las altas temperaturas han provocado en los últimos días una demanda inusual por ventiladores y aparatos de aire acondicionado. Este consumo intensivo puede poner en riesgo la estabilidad del suministro eléctrico.
Este escenario debería preocupar a los principales líderes mundiales, que exigen acciones políticas efectivas y urgentes, centradas en reducir la dependencia de los combustibles fósiles y adoptar prácticas más sostenibles.
Sólo a través de iniciativas globales será posible mitigar los efectos adversos del calentamiento global y garantizar un futuro más seguro para las generaciones futuras.