La fortaleza militar con kilómetros de muralla sobre una montaña que alcanza los 1000 metros de altitud
Es un destino que no pueden perderse los aficionados a la arquitectura y aquellos que quieran sumergirse en la época medieval, pues este pueblo conserva prácticamente todo intacto. ¿Apuestas a qué pueblo nos referimos?
Hoy viajamos al interior de la Comunidad Valenciana, concretamente al norte de la provincia de Castellón. Allí se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España, un auténtico tesoro medieval enclavado en lo alto de una colina rocosa. Pero es que además de su belleza histórica, este pueblo deslumbra porque alberga una de las murallas más impresionantes de nuestro país.
Una de las joyas arquitectónicas más impresionantes y estratégicas de nuestro país
Nos referimos, cómo no, a Morella. Con casi 2 kilómetros de longitud, la muralla rodea por completo el casco antiguo de la ciudad, abrazando su arquitectura medieval y protegiéndola desde hace siglos.
Esta muralla fue construida con fines militares en el siglo XIII, y es un ejemplo impresionante de arquitectura defensiva medieval. Las torres situadas a lo largo de su extensión servían como puntos de vigilancia, permitiendo divisar cualquier acercamiento hostil desde una distancia considerable.
Lo curioso de esta muralla es que su altura varía en distintas zonas, alcanzando en algunos puntos hasta los 10 metros. Esta fortificación está salpicada por 14 torres y varias puertas, siendo las más destacadas la Puerta de San Miguel, la de Forcall y la de San Mateo, cada una con una estructura diseñada para resistir los embates de sus enemigos.
Una obra maestra de la ingeniería de su tiempo
Lo cierto es que construir una muralla en la cima de una colina rocosa como la de Morella fue, en su tiempo, toda una hazaña de ingeniería. Las pendientes empinadas y la irregularidad del terreno obligaron a los constructores a emplear técnicas específicas y materiales locales como la piedra caliza. La muralla se construyó con bloques de piedra cuidadosamente tallados y encajados y se utilizó argamasa y cal, materiales típicos de la época, que permitieron dar solidez a la construcción.
La muralla no solo tenía que adaptarse a las irregularidades del terreno, sino que también aprovechaba la altura natural de la montaña para potenciar su defensa. Por su parte, los caminos de ronda en la parte superior de las murallas permitían a los soldados patrullar y defender la ciudad, mientras que las pequeñas aberturas en las murallas, conocidas como aspilleras, ofrecían espacios seguros para disparar flechas o arrojar proyectiles.
Una fortaleza militar que preserva la historia del lugar
A lo largo de los siglos, la muralla de Morella ha sido restaurada en varias ocasiones, y su estado de conservación actual permite que los visitantes puedan recorrerla casi en su totalidad y puedan disfrutar de las vistas panorámicas de la comarca de Els Ports.
Pero es que además de las murallas, los visitantes pueden explorar el castillo de Morella, una fortificación aún más elevada que domina el paisaje, ofreciendo una vista inigualable de la ciudad amurallada y de las montañas que la rodean. Este castillo, que en su época funcionaba como punto de control y refugio, añade un atractivo extra al recorrido y permite profundizar en la historia militar y civil de este impresionante pueblo.