Papakolea: la playa de arena verde que te sorprenderá

Se trata de una de las extensiones de arena más raras y bellas del mundo. De hecho, sólo hay cuatro con esta particularidad en el planeta, pero ninguna como ésta.

Papakolea
Papakolea, playa rara y hermosa.

"Oh, sí que las playas de Hawái son increíbles, pero son muy parecidas: tienen arena amarilla y reluciente y aguas azules cristalinas". Error.

Quien piense que las playas hawaianas son todas doradas se equivoca. Nada de eso. El famoso destino de vacaciones tiene arenas negras, rojas e incluso verdes. Sí, has leído bien. Hay una playa en el sur de la Isla Grande que alberga insólitas tonalidades de verde que la convierten en una de las playas más fotografiadas de la historia. ¿La conoces?

Conocida como Papakolea, esta maravilla natural se encuentra en el distrito de Ka'ū, en la isla principal del archipiélago, y es uno de los lugares más famosos de Hawái. Después de todo, todo el proceso, desde la llegada hasta pisar la arena verde, hace que la experiencia sea aún más especial.

Una rareza geológica, esta playa está tallada en una roca en forma de cono, formada por la ceniza del volcán Mauna Loa, que contiene los cristales verdes que dan a la arena su extraño color.

¿Pero de dónde viene este color?

El color distintivo de Papakolea se debe a la presencia de un mineral llamado olivino (también conocido como diamante hawaiano), que cristaliza a partir de magma rico en magnesio y pobre en sílice durante el proceso de enfriamiento de la lava de un volcán.

¿Y siempre ha sido así? No. Todo ocurrió hace 49 mil años, cuando el volcán Mauna Loa entró en erupción, formando una toba volcánica llamada Pu'u Mahana.

“Como resultado, los cristales verdes del mineral se esparcieron por la arena y permanecieron allí, creando así esta rareza geológica con un tono verde”, se lee en un artículo publicado por la revista 'NiT'.

Fue este proceso, pues, de fragmentación de la ceniza que forma la roca circundante, lo que convirtió a la playa de Papakolea en una de las cuatro playas del mundo con arena verde. El resto se encuentran en las Islas Galápagos, Guam y Noruega.

Aún así –y como la belleza requiere dedicación– no todo es tan sencillo como llegar y observar. De hecho, aunque la playa ofrece un paisaje costero único, con impresionantes acantilados y el Océano Pacífico como telón de fondo, se encuentra en un lugar remoto y aislado. ¿Qué quiere decir esto? Ese acceso en sí mismo se convierte en un desafío.

Cómo visitar Papakolea

Debido a su ubicación remota, llegar a Papakolea no es precisamente fácil. Pero, dicen quienes han estado allí, que el viaje en sí es parte de la aventura y la experiencia.

El terreno alrededor de Papakolea es frágil y alberga muchos sitios de importancia cultural, por lo que el propietario del terreno donde se encuentra la playa verde no permite el acceso de vehículos”, explica el autor del blog ' The Travellight World '.

Papakolea
Una de las cuatro únicas playas de arena verde del mundo.

La única forma (legal) de llegar es estacionar en el parque más cercano, que está a unos 4,5 kilómetros de la arena, y seguir a pie. Pero no te preocupes...

Aunque la caminata dura alrededor de una hora, el sendero es bastante intuitivo, pues sólo hay que descender sin mucha dificultad por el lado oeste de la bahía. Sólo hay que prestar atención al calor y a la falta de protección contra el viento.

Te sugerimos que hagas la ruta a primera hora de la mañana, para evitar las horas de más calor, y que lleves tu propio calzado. También prepárate para tener que pagar la entrada.

Para proteger el sitio, el acceso a la playa está restringido y gestionado por el Departamento de Hawái, que cobra alrededor de 27 euros por la visita.

¿Y quieres un consejo de amigo? No intentes quedarte con la arena como recuerdo. La isla está escrupulosamente vigilada para evitar que los turistas se lleven recuerdos a casa. “Así que recuerda llevar sólo lo que trajiste, recoger tu basura y no llevar arena verde en los bolsillos”, recomienda un artículo de 'Sapo Viagens'.

Asimismo, no tengas grandes ilusiones sobre nadar en esas aguas. Aunque el color del agua invita al buceo, las olas a lo largo de la costa sur son bastante fuertes, lo que significa que nadar no es para cualquiera. Para los que no estén acostumbrados, la mejor opción sería relajarse en la arena o tomar fotografías. El senderismo y la observación de aves también son actividades habituales en la región.