Estos son los tres factores que más incrementan el riesgo de padecer demencia, según un estudio de Oxford

No es sólo la edad o la predisposición genética, la aparición de la demencia también está relacionada con factores que podemos modificar en nuestra vida. Un estudio ha descubierto los tres más importantes.

El análisis de 40.000 escáneres cerebrales realizado por científicos de la Universidad de Oxford ha determinado las tres causas modificables principales relacionadas con la demencia.

Más de 55 millones de personas en todo el mundo sufren demencia, una dolencia que se caracteriza por una pérdida grave de las funciones mentales que afecta al desarrollo de la vida cotidiana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que esta cifra aumente hasta los 153 millones en el año 2050.

Aunque es una creencia generalizada, el envejecimiento o la predisposición genética no son las únicas causas del deterioro de las conexiones neuronales de nuestro cerebro.

En la aparición de ciertas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la demencia, influyen factores modificables (pueden alterarse a lo largo de la vida) como el estrés crónico, un estilo de vida poco saludable, la exposición a ciertas toxinas, la depresión y la ansiedad, e incluso la falta de interacción social y de estimulación mental.

Estos factores modificables ya eran conocidos por la ciencia. Superan los 160 y son los responsables de hasta el 40% de los casos de demencia en todo el mundo. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando se ha revelado cuáles son los tres que, en mayor medida, aceleran el proceso de envejecimiento cerebral.

Lo han logrado investigadores del Departamento de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Oxford mediante el análisis de los escáneres cerebrales de 40.000 personas mayores de 45 años que forman parte del Biobanco del Reino Unido.

Un punto débil en el cerebro

El análisis de todo este material ha servido para identificar una red específica de regiones en el cerebro que no sólo se desarrolla más tarde durante la adolescencia, sino que, además, se deteriora más tempranamente con la edad.

Este punto débil se ve afectado por siete variaciones del genoma humano, que hacen al cerebro más vulnerable a las enfermedades cardiovasculares, la esquizofrenia, el Alzheimer o el Parkinson.

Además, el estudio ha servido para realizar un nuevo e inesperado hallazgo: dos antígenos del grupo sanguíneo XG, ubicados en los cromosomas sexuales, también influyen en esa red cerebral.

Los tres factores más dañinos

Una vez identificado ese punto débil en el cerebro, los investigadores han podido examinar la contribución concreta de cada factor de riesgo modificable a la degeneración de este órgano vital que gestiona la actividad de nuestro sistema nervioso.

Y han conseguido clasificar los tres más dañinos asociados a la demencia. Son la diabetes, la contaminación del aire y el alcohol.

Un hallazgo sin duda esperanzador, porque allana el camino al descubrimiento de nuevas estrategias que permitan intervenir de manera específica sobre estos tres factores y, con ello, contribuir a la prevención de la demencia.

¿Se puede prevenir la demencia?

Estos tres factores tienen en común que causan procesos inflamatorios cronificados, estrés oxidativo neuronal y daño en el sistema vascular del cerebro, lo que aumenta, no sólo el riesgo de accidentes cerebrovasculares isquémicos (por falta de oxígeno) o hemorrágicos, sino el deterioro cognitivo y las posibilidades de padecer demencia.

Aún no existe un tratamiento para curar las demencias neurodegenerativas, que son las que ocurren cuando las células del cerebro dejan de funcionar o mueren. Sin embargo, los avances científicos apuntan a que existen evidencias alentadoras sobre cambios conductuales o intervenciones que podrían prevenir su aparición. Todos tienen que ver con un estilo de vida saludable:

  • Controla tu presión arterial. La hipertensión aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y demencia vascular.
  • Mantén a raya la glucosa (azúcar) en la sangre. Cuando se cronifican, los niveles altos de azúcar o glucosa sanguínea pueden provocar diabetes, uno de los factores modificables más importantes en el desarrollo de la demencia como hemos visto.
  • Evita la obesidad. Precisamente, la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de diabetes. Uno de los mejores métodos para evitarla es llevar a cabo una dieta saludable.
  • Realiza ejercicio físico con regularidad. Lo que también ayudará a prevenir el sobrepeso y la obesidad y, con ello, los accidentes cerebrovasculares y la presión arterial alta. Trata de hacer al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada cada semana.
  • Ejercita la mente. Leer, practicar juegos de mesa, hacer manualidades, aprender una nueva habilidad... Son buenos modos para mantener la mente activa.
  • Valora el contacto con familiares y amigos. Reunirse con otras personas y participar en actividades sociales puede prevenir el aislamiento social y la soledad, que están relacionados con mayores riesgos de deterioro cognitivo.
  • Duerme bien. Una de las funciones del sueño es eliminar y reciclar las toxinas del cerebro. Entre ellas, una proteína (beta amiloide) implicada en el desarrollo de las placas amiloides, la característica distintiva de la enfermedad de Alzheimer, y que se depura activamente mientras dormimos.
  • Deja de fumar. Los fumadores tienen un riesgo significativamente mayor de padecer demencia. La OMS ha calculado que un 14% de los casos anuales de demencia a nivel mundial puede atribuirse al hábito de fumar.
  • Limita el consumo de alcohol. La ingesta de bebidas alcohólicas incide en la presión arterial alta, los accidentes cerebrovasculares, la pérdida de memoria y los trastornos del estado de ánimo.


Referencia de la noticia
Manuello, J., Min, J., McCarthy, P. et al. The effects of genetic and modifiable risk factors on brain regions vulnerable to ageing and disease. Nat Commun 15, 2576 (2024).