¿Cómo sería la Tierra si girara al revés?
Investigadores exploran un mundo hipotético que gira en sentido contrario. Nuestro planeta sería más verde, y Argentina, un territorio muy diferente.
Si tomamos como punto de referencia el polo norte, la Tierra rota en sentido contrario a las agujas de un reloj. Este sentido de rotación antihorario determina varias características de la dinámica de los océanos y la atmósfera. Por ejemplo, por el efecto Coriolis, los fluidos (agua o aire) giran hacia una dirección distinta según cada hemisferio y esto incide en los tipos de clima de cada rincón del planeta.
Pero, ¿cómo sería nuestra Tierra si girara en sentido inverso? Este escenario –tan improbable- fue analizado por investigadores de la Universidad de Reading y del Instituto Max Planck de Meteorología, que realizaron una simulación y presentaron sus resultados en la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias, que se llevó a cabo en Austria durante abril.
Allí expusieron cómo sería la geografía y el clima si la Tierra girara en el sentido de las agujas del reloj. “Nuestro estudio aborda los cambios resultantes de una inversión de dirección en todos los componentes del sistema terrestre”, dice el trabajo.
Aunque se podría esperar una imagen espejada de nuestros continentes, según los investigadores, el mapa sería muy distinto. E incluso, mejor.
El mundo gira al revés
Según la simulación, debido a la retroalimentación entre diferentes procesos climáticos, el largo cinturón desértico que predomina en la zona central de África occidental hasta oriente medio desaparecería. En su lugar, emergerían los vergeles, con climas húmedos y templados.
Las zonas desérticas del planeta retrocederían más de un 30 %: de 42 millones de km² a 31 millones de km². Pero, además, se localizarían en lugares completamente distintos. El norte y el sur de América pasarían a ser paisajes de dunas.
Por el contrario, en Europa occidental, sería mucho más fría y las praderas aparecerían en más de la mitad de las antiguas áreas desérticas. Las plantas leñosas brotarían para cubrir la otra mitad. Ese aumento en la vegetación contribuiría a un mayor almacenamiento de carbono.
“La consecuencia esperada de invertir la dirección de rotación es una inversión de los patrones de viento zonales, lo que resulta en vientos alisios y jets del este. Debido a esta inversión de los vientos, los continentes en las latitudes subtropicales y medias se vuelven más fríos en sus márgenes occidentales y más cálidos en sus márgenes orientales”, dice el análisis.
Las cianobacterias, responsables de producir oxígeno a través de la fotosíntesis, aparecerían en lugares completamente nuevos, como el norte del Océano Índico. La Circulación Atlántica Meridional de Retorno (AMOC), una corriente oceánica que regula el clima en el océano Atlántico, desaparecería para resurgir de nuevo en el Pacífico norte.
Por supuesto que esta transformación en el mapa tomaría millones de años. Pero, según expusieron los investigadores, no sería tan mala. El planeta sería, en general, un lugar más verde.
Como ya sabemos, hay factores que pueden influir en la rotación de la tierra, pero solo en su velocidad. Esta influencia es de milésimas de segundos, algo imperceptible para los humanos.
¿Podría darse un cambio en el sentido de rotación de la Tierra? Bueno, sí, pero sólo si ocurriera una tremenda catástrofe, como el impacto de un asteroide gigante. Y no dejaría testigos para contar cómo es el mundo que gira al revés.