El conmovedor monumento a los ratones de laboratorio que dieron su vida por la ciencia

Los ratones han tenido un papel central en la evolución de la ciencia y esta peculiar escultura busca homenajearlos.

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El monumento está ubicado en Novosibirsk, en Rusia.

Miles y miles de medicamentos, vacunas y cosméticos llegan a los puntos de venta luego de un desarrollo que incluyó el testeo en animales.

Gran parte de estos animales son ratones, la criatura que tiene el extraño privilegio de compartir un 95 % de las características genéticas de los humanos, por lo que los resultados de casi cualquier experimento sobre ratones son extrapolables a nosotros. Además, son animales pequeños, maleables y su gestación solo lleva 20 días.

Para reconocer el papel crucial de estos roedores en el avance científico, existe una obra de arte: el “monumento al ratón de laboratorio”, frente al Instituto de Citología y Genética de Novosibirsk, en Rusia.

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El ratón de laboratorio, con anteojos, teje una cadena de ADN.

La estatua es de bronce, de seis metros de altura, y muestra un ratón “científico”, con anteojos, que sostiene en los brazos dos agujas de tejer, con las que está entramando una secuencia de ADN.

El ratón científico es una creación del escultor Andrei Kharkevich, y se emplazó allí en 2013, con motivo de la conmemoración del 55° aniversario de la fundación del instituto.

El director del Instituto, Nikolai Kolchanov, explicó que el monumento simboliza "la gratitud por el animal que la humanidad ha utilizado para estudiar la genética, los mecanismos moleculares y físicos de las enfermedades, así como para el desarrollo de nuevos medicamentos”.

El Instituto instalará más esculturas para homenajear a otros animales de laboratorio, acompañadas de placas con la información sobre cómo ayudó cada animal al progreso de la ciencia y la medicina.

Millones de ratones sacrificados y movimientos en defensa de sus derechos

Los ratones se han utilizado en experimentos científicos desde el siglo XV. Hoy, se estima que alrededor de 100 millones de ratones y otros roedores son sacrificados cada año en experimentos científicos en todo el mundo.

En los laboratorios, los ratones se emplean para testear nuevos medicamentos, vacunas, y tratamientos para múltiples enfermedades. También se utilizan para investigar la genética, la biología del desarrollo, y la respuesta inmune.

Además, se usan para el desarrollo de nuevas tecnologías y terapias, ya que sus respuestas aportan información valiosa sobre cómo podrían funcionar los tratamientos en humanos.

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Unos 100 millones de ratones mueren cada año en experimentos científicos.

Desde hace algunas décadas, la cuestión de los derechos de los animales y la ética de los testeos ha ganado presencia en la agenda y en la conciencia, tanto social como de los investigadores científicos.

Éstos están cada vez más comprometidos en seguir protocolos éticos que reduzcan el sufrimiento y buscar alternativas, siempre que sea posible.

Desde finales de la década de los 50, a nivel mundial, se planteó el principio de las tres erres:

  • Reducir el número de animales a un mínimo necesario para alcanzar el objetivo.
  • Refinar los procedimientos para aliviar los malestares en la experimentación.
  • Reemplazar las técnicas y usar alternativas que puedan aportar el mismo nivel de información que se obtendría a través de la experimentación con animales.

Por su parte, el movimiento "cruelty-free" (libre de crueldad) es un esfuerzo global que busca eliminar el uso de animales en pruebas de productos y cosméticos. Surgió como respuesta a la preocupación por el bienestar animal y la ética en la investigación científica y la producción de productos de consumo. La idea central es evitar la experimentación que cause sufrimiento o daño a los animales, promoviendo métodos alternativos y más humanos.

Este movimiento ganó prominencia en la década de 1980, cuando organizaciones de derechos de los animales, como la Humane Society International y PETA, comenzaron a señalar las prácticas crueles en los laboratorios y en la industria cosmética.

Las campañas de sensibilización y las iniciativas de etiquetado ayudaron a aumentar la conciencia pública y a presionar a las empresas a adoptar prácticas más éticas.

El movimiento promueve la utilización de métodos de prueba alternativos, como ensayos in vitro y modelos computacionales, y alienta a los consumidores a elegir productos que no han sido testados en animales, a menudo representado por sellos y certificaciones específicas como el logotipo "cruelty-free" en los envases.