Gusanos de fuego amenazan el delicado ecosistema del Mar Mediterráneo
Esta especie de gusano se ha vuelto invasiva, hasta el punto de amenazar la biodiversidad de muchos ecosistemas del Mediterráneo. La proliferación del gusano de fuego se ha convertido en un grave problema para muchos especies que pueblan las reservas marinas.
El progresivo aumento de las temperaturas medias en el Mediterráneo está favoreciendo la proliferación del vermocán (Hermodice carunculata), también conocido como "gusano de fuego". Es un gusano marino errante perteneciente a la clase Polychaeta, originario de la zona tropical del océano Atlántico.
Estos gusanos, además de ser muy voraces, no tienen enemigos naturales y están dotados de espinas urticantes que resultan muy peligrosas para el ser humano. Además, si se parten en dos se pueden regenerar.
En los últimos años, debido a las cada vez más frecuentes olas de calor marino, son cada vez más frecuentes en los mares del sur de Italia, en regiones como Sicilia, Calabria y Apulia.
Un problema para los pescadores y las reservas marinas
Esta especie de gusano se ha vuelto invasiva, hasta el punto de amenazar la biodiversidad de muchos ecosistemas de nuestro Mediterráneo. Hoy en día la proliferación de perros gusanos se ha convertido en un grave problema para muchos animales marinos que pueblan las reservas marinas. De hecho, el gusano de fuego también representa una amenaza para los corales.
Pero su proliferación también representa un peligro para los pescadores, dado que estos animales son capaces de socavar el ya precario equilibrio de la biodiversidad presente en el Mediterráneo. Los gusanos de fuego suelen acabar en las redes de pesca, donde se comen los peces enganchados, dejando sólo los esqueletos.
Un gusano que puede causar picaduras dolorosas
El gusano de fuego (Hermodice carunculata), mide en promedio entre 20 y 30 centímetros de largo, en algunos casos pueden alcanzar el metro. "Tienen toxinas urticantes en sus cerdas que generan edema, picazón y fiebre", dice Michela D'Alessandro, que estudia esta especie.
Se están estudiando sus toxinas: "hemos logrado caracterizar una sustancia irritante, pero todavía estamos a años luz de pensar en posibles remedios contra las picaduras", observa Roberto Simonini, de la Universidad de Módena y Reggio Emilia, que aisló las sustancias tóxicas producido por gusanos de fuego.
"Si la picadura se produce en lugares donde la piel es gruesa se siente una sensación de ardor localizado, similar al que produce la ortiga, pero si pican zonas donde la piel es más fina, como la curva del codo o la de la rodilla, entonces el dolor es decididamente fuerte y duradero", añade.
En el caso de una picadura en la muñeca, por ejemplo, es posible que sienta entumecimiento en las puntas de los dedos y que necesite un ungüento de cortisona.
Hasta hace poco, los gusanos de fuego eran numerosos sólo en el Canal de Suez, pero ahora que las aguas del Mediterráneo se están calentando, han aumentado considerablemente en los mares de Sicilia, Calabria y Apulia, hasta el punto de hacer necesario llevar a cabo una campaña para informar a la población y a los turistas sobre este nuevo peligro. Se trata de un proyecto de Ogs, realizado en colaboración con las universidades de Módena y Reggio Emilia, Catania y Messina, Ispra y el Área Marina Protegida de Capo Milazzo.