Identifican la ley de evolución que faltaría en la naturaleza, y que Darwin no logró ver
La conocida evolución darwiniana de las plantas y animales podría ser solo un caso muy especial de un fenómeno natural mucho más amplio. ¿De qué se trata la “ley de la información funcional creciente”?
Un equipo multidisciplinar de científicos y filósofos ha publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' un artículo que describe "una ley perdida de la naturaleza", reconociendo por primera vez una norma importante en el funcionamiento del mundo natural.
En otras palabras, la evolución no se limita a la vida en la Tierra, sino que también se produce en otros sistemas enormemente complejos, desde planetas y estrellas hasta átomos, minerales y otras estructuras del universo.
El trabajo fue realizado por científicos del Instituto Carnegie, el Instituto Tecnológico de California (Caltech) y la Universidad de Cornell, junto a filósofos de la Universidad de Colorado.
Las tres características principales de la nueva ley macroscópica
En general, las leyes “macroscópicas” de la naturaleza describen y explican fenómenos observados y experimentados a diario en el mundo natural, indica la Agencia Sinc. Leyes naturales relacionadas con las fuerzas y el movimiento, la gravedad, el electromagnetismo y la energía, por ejemplo, se describieron hace más de 150 años.
La nueva propuesta añade otra ley macroscópica que reconoce la evolución como un rasgo común de los sistemas complejos del mundo natural, con tres características fundamentales:
- Estos sistemas están formados por muchos componentes distintos, como átomos, moléculas o células, que pueden ordenarse y reorganizarse repetidamente.
- Están sometidos a procesos naturales que hacen que se formen innumerables disposiciones diferentes.
- Solo una pequeña fracción de todas estas configuraciones sobrevive en un proceso llamado “selección para la función”. Independientemente de que el sistema sea vivo o no, cuando una configuración novedosa funciona bien y mejora la función, se produce la evolución.
La denominada “Ley de la información funcional creciente”, como la han bautizado sus autores, afirma que el sistema evolucionará “si muchas configuraciones diferentes del sistema se someten a selección para una o más funciones”.
Los tres tipos de función en la naturaleza
En el caso de la biología, Darwin equiparaba la función principalmente con la supervivencia: la capacidad de vivir lo suficiente para producir descendencia fértil.
El nuevo estudio amplía esa perspectiva, señalando que en la naturaleza se dan al menos tres tipos de función:
- La función más básica es la estabilidad: las disposiciones estables de átomos o moléculas se seleccionan para perdurar;
- tambien se eligen para persistir los sistemas dinámicos con suministro continuo de energía;
- y la más interesante, según los autores, es la “novedad”: la tendencia de los sistemas en evolución a explorar nuevas configuraciones que a veces dan lugar a comportamientos o características sorprendentes.
Evolución, en todas partes
La evolución de la vida y la de los minerales están entrelazadas, ya que la vida utiliza los minerales para sus caparazones, dientes y huesos. De hecho, los minerales de la Tierra, que empezaron con unos 20 en los albores de nuestro sistema solar, hoy son casi 6.000 gracias a procesos físicos, químicos y, en última instancia, biológicos, cada vez más complejos a lo largo de 4.500 millones de años.
En el caso de las estrellas, el artículo señala que solo dos elementos esenciales (hidrógeno y helio) formaron las primeras poco después del Big Bang. Estas utilizaron el hidrógeno y el helio para producir unos 20 elementos químicos más pesados. Y la siguiente generación de estrellas se basó en esa diversidad para producir casi 100 elementos más.
“Sostenemos que la teoría darwiniana es solo un caso muy especial y muy importante dentro de un fenómeno natural mucho más amplio. La noción de que la selección por función impulsa la evolución se aplica igualmente a las estrellas, los átomos, los minerales y muchas otras situaciones conceptualmente equivalentes en las que muchas configuraciones están sometidas a una presión selectiva”, afirmó el coautor Robert M. Hazen, de Carnegie, líder de la investigación.