Los bisontes, héroes inesperados de la acción climática
En los últimos tiempos hemos aprendido que no sólo los seres humanos pueden ser héroes en la lucha contra el cambio climático.
En los últimos años ha aumentado la preocupación por el cambio climático y las consecuencias que podría tener sobre la tierra y sobre la supervivencia del ser humano como especie. La emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, gracias a la actividad humana y a la sustitución de zonas verdes por zonas urbanizadas.
En respuesta a este "fenómeno", ha surgido un movimiento mundial denominado rewilding. Este movimiento resulta ser "una forma práctica, progresista e innovadora de conservación de la naturaleza y la biodiversidad, en la que nuestro papel es promover que la naturaleza alcance todo su potencial, con todas las especies autóctonas de la región presentes y desempeñando sus funciones, ya sean procesos naturales u otros importantes servicios ecosistémicos".
El rewilding es un enfoque progresista de la conservación de la naturaleza. Consiste en dejar que la naturaleza cuide de sí misma, permitiendo que los procesos naturales moldeen la tierra y el mar, reparen los ecosistemas dañados y restauren los paisajes degradados. Gracias a la repoblación, los ritmos naturales de la vida silvestre crean hábitats más salvajes y biodiversos.
Así pues, el principio de la rewilding consiste en intervenir en la naturaleza en una fase temprana, eliminando las especies invasoras y sustituyéndolas por especies autóctonas, dejando después que la vida siga su curso y que las zonas intervenidas se regeneren. En última instancia, esto repercute en el equilibrio entre las emisiones de carbono y la captura de carbono.
Bisontes y otras especies
Un estudio reciente desarrollado conjuntamente por la Universidad de Yale y Global Rewilding Alliance reveló que la reintroducción de especies de bisontes en el entorno salvaje y natural acabó teniendo impactos significativos en la retención de carbono en los entornos.
La introducción del bisonte europeo en este continente permitiría, según el nuevo modelo de análisis “Yale/GRA ACC”, una retención de carbono diez veces mayor en comparación con pastos solos. Un paisaje de este tipo captura, en promedio, 5544 toneladas de carbono por km2, por año. Si a este paisaje le sumamos 170 bisontes, en una superficie de unos 50 km2, el valor de retención de carbono alcanza las 54.310 toneladas de carbono por km2.
El bisonte, como otras especies de grandes herbívoros, además de ser héroes de la acción climática, también lo son de la biodiversidad, porque asociado a esta especie hay un mosaico de hábitats con muchas otras especies de pequeños animales y plantas.
El rewilding podría ser una de las mejores formas de combatir la crisis climática que afecta a esta generación, ya que beneficia tanto a la fauna como a las comunidades locales, garantizando un futuro más sostenible para las generaciones venideras.