¿Por qué se nos pegan algunas canciones y cómo hacer para que se vayan?
La experiencia de tener una canción sonando en nuestra cabeza puede ser agradable o tremendamente molesta. Para los psicólogos y los neurólogos, estudiar este fenómeno puede ayudar a entender mejor los misteriosos mecanismos de la memoria.
El síndrome de la canción atascada nos sucede a todos. Pero que sea común no lo hace menos fascinante, sobre todo para los científicos, que lo siguen explorando en busca de respuestas. ¿Por qué, cómo, cuándo sucede? ¿Les ocurre a algunas personas más que a otras? ¿De qué depende?
Para empezar, hablemos de las canciones. Como bien saben los productores musicales y los creadores de jingles publicitarios, hay ritmos y melodías que son más fáciles de recordar para nuestro cerebro.
"A la corteza auditiva le gustan las letras sencillas y fáciles de recordar, por este motivo se nos suele 'pegar' algún tipo de canciones y no otras", explica la psicóloga Laura Morán a Maldita Ciencia. Esto responde a que nuestro cerebro busca patrones y recurrencias. Así, cuando escuchamos una canción sencilla, es probable que nos quedemos tarareándola mentalmente durante el resto del día.
Al exponernos a una canción, se activa la corteza auditiva primaria izquierda, un área del cerebro responsable de la audición. Pero lo curioso del fenómeno está –justamente- en que la canción siga sonando en nuestra cabeza aun cuando ya dejamos de escucharla.
Un estudio basado en resonancia magnética encontró que esa misma área se activaba cuando se les pedía a los sujetos que imaginaran la canción o completaran las partes que se habían eliminado, lo que sugiere que el gusano se alimenta del sistema de memoria de la corteza auditiva.
Se trataría de un mecanismo similar al que usamos voluntariamente para retener en la memoria por un breve período de tiempo, un número telefónico por ejemplo, diciéndolo en voz alta. Se denomina el bucle fonológico, “un circuito corto de cinta de grabación que almacena continuamente una pequeña cantidad de información auditiva”, afirma un estudio publicado en Nature.
Ahora bien, ¿Qué pasa cuando, de la nada, sin haberla escuchado recientemente, una vieja canción que ni siquiera es pegadiza se nos instala en la cabeza? ¿A qué responde este fenómeno?
“Aserejé-ja-dejé”: ¿Por qué se nos pegan las canciones?
La ciencia ha investigado factores ambientales, conductuales y neurológicos que se asocian con la aparición más o menos frecuente del gusano intruso.
Se ha demostrado que las personas con formación musical o que participan en actividades musicales experimentan INMI con más frecuencia. Además, las personas con rasgos o trastornos de la personalidad, como rasgos obsesivo-compulsivos o neuroticismo, tienden a padecer el gusano con mayor frecuencia.
En cuanto al contexto, una investigación de la Universidad Occidental de Washington encontró que los factores situacionales pueden desencadenar el evento. Según sugiere el estudio, el solo hecho de escuchar una palabra en una conversación puede darle play a una canción en nuestra cabeza.
Algunas hipótesis apuntan a que la aparición de INMI es más frecuente cuando la mente no está enfocada en una tarea específica, o cuando nuestra mente está errante. “La red de modo predeterminado, que se activa cuando la mente no está enfocada en una tarea específica, parece estar involucrada en la generación de pensamientos autogenerados”.
Otra investigación de la Universidad de Londres, apunta a la base neuronal del fenómeno. El experimento, en base a resonancia magnética, asoció la frecuencia de aparición de INMI al grosor de algunas partes del cerebro, específicamente áreas involucradas en la percepción auditiva y la memoria musical (circunvoluciones de Heschl y el giro frontal inferior, según el estudio).
La emoción evocada por la música activa un circuito emocional en el cerebro que incluye regiones relacionadas con la recompensa y la evaluación afectiva.
Otro estudio, publicado en Journal of Experimental Psychology, encontró que la repetición espontánea de una canción mejora la memoria de los eventos que están incidentalmente asociados a ella. La investigación sugiere que la música puede usarse como una herramienta para mejorar los procesos cognitivos involucrados en la recuperación de la memoria.
"Olvídame y pega la vuelta": ¿Cómo hacer que el gusano se vaya?
Si la canción nos produce alegría, la visita del gusano puede hasta ser placentera. Pero tararear todo el día “Mate, café, harina y palmitos, yerba, mermelada, cacao, picadillo"… resulta una tortura.
¿Cómo hacer que pare? No hay evidencia científica sólida, pero los psicólogos comparten algunos consejos para deshacerse del intruso.
Dado que siempre se nos repite la misma parte de una canción (como si el cerebro estuviera buscando al final), una técnica posible es escucharla, cantarla o ejecutarla en un instrumento hasta el final.
Además, puede ser útil escuchar otra canción que desplace a la primera, cambiar de actividad, y hacer ejercicio físico. Es más, algunos experimentos caseros sostienen que masticar chicle también puede servir para desalojar el gusano de nuestra mente.
Aún hay muchas preguntas que explorar. El alpinista Joe Simpson ha relatado su experiencia de 1985, cuando luego de caer en una fosa y estar varios días aislado, perdió la consciencia. Ya al borde de la muerte, la canción Brown Girl in the Ring, de 1970, comenzó a sonar en loop en su cabeza y lo despertó.
Así que algunos científicos investigan si el gusano puede tener alguna función de supervivencia. Pero toda la ciencia indaga en este fenómeno por sus posibles implicancias en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas que afectan especialmente a la memoria y los recuerdos.