Los científicos descubren cómo los rayos X pueden desviar asteroides de hasta 4 kilómetros de diámetro

Un grupo de científicos ha propuesto una innovadora estrategia para defender la Tierra de posibles impactos de asteroides: utilizar un láser de rayos X de alta potencia, impulsado por detonaciones nucleares.

Simulación de asteriode que impacta en la Tierra
El experimento de unos investigadores estadounidenses podría extrapolarse al espacio, y hacer que un láser de rayos X desvíe los asteroides de hasta 4 kilómetros de diámetro.

Entre Marte y Júpiter debería haber otro planeta, pero la intensa atracción gravitacional de Júpiter impidió su formación. En su lugar, se encuentra un extenso cinturón repleto de millones de asteroides, de los cuales más de 1,5 millones tienen un diámetro superior a un kilómetro.

Dado que la mayoría de los meteoritos que impactan en la Tierra provienen de este cinturón de asteroides, y que uno de apenas 60 metros sería suficiente para destruir una ciudad completa, la comunidad científica lleva décadas buscando maneras de neutralizarlos o alterar su rumbo.

La reciente misión DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA ha demostrado una posible solución: hacer chocar una nave espacial contra un asteroide. Este método se basa en la ley de acción y reacción de Newton, donde el choque generaría una fuerza capaz de modificar la trayectoria del asteroide. Sin embargo, aunque efectivo, este enfoque exige largos periodos de planificación y elevados costos.

Ahora, un grupo de investigadores ha conseguido recrear en laboratorio las condiciones para calentar y evaporar la superficie de dos pequeños "asteroides" de 12 milímetros. Este experimento podría trasladarse al espacio, y hacer que un láser de rayos X desvíe los asteroides de hasta 4 kilómetros de diámetro.

Desvío de dos asteroides con rayos X en un laboratorio

La revista Nature Physics ha publicado recientemente un experimento sobre cómo desviar asteroides en un laboratorio utilizando rayos X. La técnica se basa en vaporizar una porción de su superficie, provocando un aumento rápido de temperatura, lo que genera gases que funcionan como un motor de propulsión, modificando la trayectoria del objeto. Los resultados sugieren que esta tecnología podría ser clave en futuras misiones de defensa planetaria.

El equipo también realizó simulaciones que indicaron que este método podría aplicarse para desviar objetos cercanos a la Tierra de hasta 4 kilómetros de diámetro.

El equipo de Nathan Moore, del Laboratorio Nacional de Sandia, en Estados Unidos, empleó rayos X generados por un dispositivo nuclear para dirigirlos hacia dos asteroides de 12 milímetros en condiciones de vacío: uno de cuarzo y otro de sílice fundido.

Láser y meteorito
El 'impacto' sería propinado por un láser de rayos X generado por un dispositivo nuclear.

En ambos ensayos, los pulsos de rayos X provenientes de un plasma de argón calentaron la superficie, provocando una pequeña explosión y una columna de vapor que impartió un impulso a los asteroides. Esto se tradujo en velocidades de 69,5 y 70,3 metros por segundo, respectivamente, para el cuarzo y el sílice.

El equipo también realizó simulaciones que indicaron que este método podría aplicarse para desviar objetos cercanos a la Tierra de hasta 4 kilómetros de diámetro. Ahora, planean realizar pruebas con diferentes materiales y configuraciones de pulsos de rayos X, ya que la efectividad del impulso varía según la composición química del asteroide.

Los peligros de los asteroides

Para causar una extinción masiva en la Tierra, como la que acabó con los dinosaurios, sería necesario un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro, similar al de Chicxulub, que impactó hace 66 millones de años. Ese evento provocó un calentamiento global que se extendió a lo largo de 100.000 años, aunque algunas formas de vida lograron sobrevivir.

Por este motivo, son muchos los expertos que estiman que para aniquilar toda la vida en el planeta sería necesario un impacto de un meteorito de al menos 100 kilómetros.

Cada día, más de 100 toneladas de polvo espacial y partículas diminutas del tamaño de granos de arena caen sobre la Tierra. Afortunadamente, la NASA cuenta con un equipo dedicado a monitorear asteroides, lo que nos permite tener cierta tranquilidad. Hasta el momento, no hay amenazas inminentes.

El último asteroide que causó incertidumbre fue el 2024 ON, de 290 metros, detectado el 9 de septiembre. Su punto más cercano a la Tierra ocurrió el 17 del mismo mes, cuando pasó a un millón de kilómetros de distancia.

Próximamente, el 2013 FW13, de 155 metros, también se acercará a nuestro planeta. En el último año, más de 100 asteroides han pasado más cerca que la distancia que separa la Tierra de la Luna, incluyendo dos en el último mes, de un total de más de 35.000 asteroides identificados que se aproximarán a nuestro planeta en septiembre.