¿Realmente existe el ecoturismo? Esta es la enorme huella de carbono de tus vacaciones

El ecoturismo promete sostenibilidad, pero muchas prácticas generan una alta huella de carbono, especialmente por el transporte. Para que sea realmente ecológico, debe gestionarse con conciencia, bajo impacto y participación local genuina.

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El impacto ambiental del ecoturismo, aunque suele ser menor que el del turismo masivo, sigue presentando desafíos significativos.

El ecoturismo ha ganado una creciente popularidad, especialmente entre aquellos viajeros que buscan formas más conscientes y responsables de explorar el mundo. Este tipo de turismo se basa en la idea de viajar de manera que se minimicen los impactos negativos sobre el ambiente.

Sin embargo, cuando se analiza a profundidad el impacto ambiental real de varias de estas prácticas más amigables con el medioambiente, surge la pregunta sobre si el ecoturismo es realmente ecológico o solo una ilusión bien intencionada.

En teoría, el ecoturismo se define como un tipo de turismo que busca minimizar el impacto ambiental, respetar las tradiciones y culturas locales, y promover la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad. Pero en la práctica, muchas actividades etiquetadas como “eco” tienen una huella de carbono considerable.

Uno de los principales culpables es el transporte. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el transporte representa cerca del 75 % de las emisiones de carbono relacionadas con el turismo, y los aviones son los principales emisores. Viajar en avión genera una alta huella de carbono.

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El aumento del número de turistas en áreas naturales puede ocasionar la erosión del suelo, especialmente en senderos y caminos mal diseñados.

Un solo vuelo de ida y vuelta entre Europa y América Latina puede generar más de 2 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) por pasajero, una cifra que supera las emisiones anuales de muchas personas en países en desarrollo. La emisión de este gas de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático.

¿Ecoalojamientos o marketing verde?

Otro aspecto a considerar es la proliferación de “ecoalojamientos”, que muchas veces usan el prefijo “eco” como estrategia de marketing sin un verdadero compromiso con la sostenibilidad. Algunos hoteles en áreas remotas afirman ser ecológicos por usar paneles solares o reciclar.

Además, el aumento de turistas, incluso con buenas intenciones, puede alterar los ecosistemas locales. Senderos erosionados, basura, ruido y el simple hecho de que los humanos estén presentes pueden afectar a la fauna y flora silvestres en ecosistemas frágiles.

En algunas regiones, como las Islas Galápagos, ya se están imponiendo límites estrictos al número de visitantes para evitar un colapso ecológico. Existen hoteles construidos en estos ecosistemas frágiles que consumen gran cantidad de recursos, como agua.

¿Es posible un turismo realmente sustentable?

Pese a las críticas mostradas con anterioridad, el ecoturismo puede ser una herramienta poderosa si se gestiona adecuadamente. Existen proyectos comunitarios que han logrado combinar conservación, disfrute de una nueva experiencia y desarrollo local.

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Elegir un viaje ecoturístico requiere priorizar destinos sostenibles, respetuosos con la naturaleza y que fomenten la conservación local.

Por ejemplo, en la Amazonía peruana, ciertas comunidades ofrecen experiencias turísticas que financian la protección del bosque y generan ingresos sin deforestar. La clave está en el turismo de bajo impacto, con participación directa de la población local y una distribución equitativa de los beneficios.

Reflexionar antes de empacar

Viajar es una de las experiencias más enriquecedoras que existen. Nos conecta con culturas, paisajes y realidades distintas. Pero también tiene un costo ambiental que no podemos ignorar. Antes de lanzarnos a la próxima aventura, busca opciones amigables con el medioambiente.

Alójate en lugares certificados por sellos serios de sostenibilidad, como el Global Sustainable Tourism Council.

La respuesta no es dejar de viajar, sino hacerlo con mayor conciencia, evita tomar vuelos innecesarios. El ecoturismo, como cualquier actividad humana, no es intrínsecamente bueno o malo. Todo depende de cómo se planifique, se ejecute y se viva.