Un nuevo estudio revela que es mejor dar un regalo tarde que nunca
Un estudio ha descubierto que los destinatarios están menos preocupados por los regalos que llegan tarde de lo que creen los donantes, lo que pone de relieve que el esfuerzo y el cuidado importan más que la puntualidad.
Si alguna vez ha entrado en pánico por entregar un regalo de cumpleaños o de Navidad tarde, tal vez le agrade saber que a los destinatarios de los regalos no les molesta tanto la tardanza como creen los que dan.
Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Ohio muestra que, si bien los que dan regalos temen lo peor, los destinatarios, en general, son bastante indulgentes.
"No dudes en enviar ese regalo tardío, porque no parece molestar a la mayoría de las personas tanto como temen los que dan", dijo Cory Haltman, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en la Facultad de Negocios Fisher de la Universidad Estatal de Ohio.
El momento no lo es todo
En seis experimentos, los investigadores exploraron la desconexión entre las percepciones de los donantes y los destinatarios sobre los regalos tardíos. Un estudio pidió a los participantes que imaginaran dar o recibir un litro de helado tarde como regalo de cumpleaños. Aquellos que imaginaron dar el regalo tarde se preocuparon más por dañar la relación que los destinatarios.
Según la coautora Rebecca Reczek, profesora de marketing en la Universidad Estatal de Ohio, el miedo surge de la creencia de que llegar tarde sugiere una falta de cuidado.
“Una de las funciones sociales clave de dar regalos es comunicar cariño hacia el destinatario”, explicó Reczek.
Pero los destinatarios no lo veían así. “No veían que un regalo tardío fuera una señal de falta de cuidado”, dijo Haltman. “Eran más indulgentes de lo que pensaban quienes daban regalos tardíos”.
El esfuerzo importa
Curiosamente, el estudio descubrió que los donantes sentían que podían compensar la tardanza poniendo un esfuerzo extra en un regalo personalizado. Por ejemplo, crear una cesta de regalo personalizada se consideraba más aceptable que dar una comprada en una tienda.
Sin embargo, hay un límite para el perdón. Tanto los donantes como los destinatarios coincidieron en que cuanto más se demoraba, más daño sufría la relación. A pesar de esto, los destinatarios seguían sin considerar el daño tan grave como los donantes.
Una cosa estaba clara: no dar un regalo en absoluto es mucho peor que llegar tarde. Como resumió Haltman, “llegar tarde es definitivamente mejor que nunca cuando se trata de dar un regalo”.
Los hallazgos sugieren que si te preocupa llegar tarde, piensa en cómo te sentirías como destinatario. “Basándonos en nuestros resultados, eso debería reducir tu preocupación”, añadió Reczek.
Fuentes y referencias de la noticia
- The role of timing in gift giving: Late gifts and recipient perceptions, publicado en Journal of Consumer Psychology, diciembre 2024.