Valles de McMurdo: así es el lugar más seco del mundo
Este rincón helado, seco y desértico de la Antártida esconde secretos que podrían ayudar a entender cómo prospera la vida en los climas más extremos.
Cuando pensamos en la Antártida solemos imaginar inmensidades de hielo y nieve, donde el blanco, en infinitos matices, domina el paisaje. Y es verdad que casi toda la Antártida es así.
Pero hay un lugar que es diferente: los Valles Secos de McMurdo, en la Tierra de Victoria, al oeste del Mar de Ross. Un desierto en tonos grises y marrones, de casi 5000 km cuadrados, donde no llueve desde hace al menos dos millones de años, y que es considerado el lugar más seco del mundo.
¿A qué se debe este clima tan extremo? Fundamentalmente, a los vientos catabáticos. Es el viento que se produce cuando el aire frío y más denso desciende por las pendientes de las montañas, y alcanza fácilmente los 100 km/h, con ráfagas que duplican o triplican ese valor.
A su paso, el viento catabático evapora cualquier vestigio de humedad en el ambiente. Las montañas que rodean los valles favorecen este escenario, ya la vez impiden que las precipitaciones de nieve alcancen el suelo. La temperatura media del aire es de -20 ºC, aunque en invierno puede descender hasta los -50 °C.
Se podría suponer que es imposible que la vida prospere en condiciones tan extremas. Sin embargo, lo hace. Los Valles de McMurdo albergan una sorprendente biodiversidad adaptada al clima extremo y de la que la ciencia aún tiene mucho por descubrir.
Clima extremo y laboratorio natural
A diferencia de otras regiones de la Antártida, aquí no suelen verse grandes mamíferos. Sin embargo, sí hay vida. Los científicos han encontrado bacterias fotosintéticas endolíticas que viven en el interior de las rocas, donde pueden resguardarse del aire extremadamente seco del ambiente.
En los Valles Secos se encuentra el Lago Don Juan, que es el cuerpo de agua más salado del mundo (incluyendo al Mar Muerto). Tiene una salinidad del 40 % y, justamente por esto, no se congela con las bajas temperaturas. Tiene sólo 15 centímetros de profundidad, y debido a que se encuentra en una cuenca cerrada, el agua y la sal no pueden salir.
Durante mucho tiempo los científicos pensaron que el agua del lago proviene de las descargas de los glaciares cercanos. Pero recientemente, un grupo de geólogos propuso la hipótesis de que el agua proviene de la atmósfera, un proceso llamado delicuescencia por el que la sal absorbe la humedad disponible en el aire.
Estas características hacen de los Valles de McMurdo un área de estudio ideal para comprender cómo la vida puede prosperar y adaptarse en condiciones tan extremas. Tanto es así que los científicos lo consideran un magnífico escenario para investigar cómo podría existir o haber existido la vida en Marte.